La migración afecta tanto a los que se van como a los que se quedan. La salud de los familiares de los migrantes también se ve afectada por la migración aunque ellos no sean los que se marchen, más allá de que el que se vaya lo haga para beneficiar al grupo familiar y se mantenga en contacto.  Debido a que la migración afecta a migrantes y familiares no-migrantes, nos referimos a ellos como migrantes activos y migrantes pasivos.

Migrar es riesgoso para todo quien lo haga, con o sin documentos, con mucho o poco dinero, por tierra, mar o aire, sólo o acompañado, y  para los parientes que se quedan en su lugar de origen, a pesar de que no viajen. Los riesgos de la migración pueden resultar en que la salud física y mental tanto del que migra como del pariente que no ha migrado se vean negativamente afectadas. 

Nuestra salud no sólo está determinada por factores biológicos y genéticos, sino que también está determinada por factores sociales.  Aunque gocemos de buena salud, el contexto y las circunstancias en los que nos encontremos afecta nuestro bienestar y el acceso que podamos tener a servicios de salud. Ser migrante o familiar de migrante es uno de los factores sociales que influye en la salud.